Y así el clima

Y así el clima
¡Qué rechula es esta puta vida, jodida y agujereada del medio pero rechula verdad de Dios!
Aquí de frente al mar está mi cantoncito y a la espalda la sierra boscosa del Santo, Santo, San Pedro Mártir ¡Sí ‘eñor”; con sus montes en verano incendiándose y sus nieves invernales de un frío de puta madre. Disfruto a lo grande del vino gracias a la franja mediterránea de vino que tengo aquí cerquitita. De frente un mar del Pacífico de heladas aguas, gracias a los deshielos del norte. Contaminado por el hombre hasta el cogote y mis lágrimas por él a la deriva.
En verano no se aguanta el “perfume” de las canerías que pican en la nariz como cadáver descompuesto.
Igual yo aquí pervivo, si no es que permuero. Eso sí, con mi mundo personal que no hay quien me lo quite. Donde me hago acompañar de los vivos de mi elección y de mis muertos más queridos y jamás olvidados ¡Carajo! ¿Cómo olvidarlos si por ellos es que me sueño viva.
La paso leyendo poesía de vivos y muertos, o tratando de escribir mis desvaríos pa’ seguir sintiendo que estoy cuerda.
El tiempo ¡Tan rechulo el jijo tiempo! Me regala entre muros o tras muros sería más justo decir: sirenas de gasolina como son las de patrullas o ambulancias, cláxones furiosos de automovilistas desesperados por correr a más de 100, tal como si fueran a recibir herencia los hijos de su “república madrecita” y allá de cuando en cuando la sirena de los bomberos, y no puede faltar el traqueteo al cielo, de un cuerno de chivo cuando alguien corona su mercancía. Dejando caer en mi patio o tras patio nubes heridas de muerte a balazos.
Aunque a veces me confunde tener tanta nube a mi alrededor y ya no sé si se cayó el cielo o soy yo la que llegué a él como angelito con alas. ¡Méndigo desconcierto!
Ah y nunca falta que mis vecinos se pregunten o toquen a mi puerta desorientados y asustados pa’ preguntar por el humo que bien sale de mi predio, porque o estoy limpiando las energías con mi sahumerio, o prendo inciensos, resinas y aceites pa’lo mismo, pero le varío solo por no dejar. A veces puede que sea el humo de un porro, pero creo que ese aroma si se lo saben todos a la redonda… pa’que negarlo
O allá cuando escucho con sobresalto un grito y me doy cuenta que no es de auxilio, sino que al poner atención escucho o bien: ¡tamales, tamales!, o a quien ofrece a grito pelao verduras de su preferencia o el toc toc en la puerta de quien me quiere traer a Cristo… y yo que ya lo tengo desde que me soltó el vientre de mi madre.
Nunca falta el silbido de dos o tres qué avisan al de la tiendita de drogas al menudeo la cercanía de una patrulla o de un cliente enganchado.
Qué le vamos a hacer si así está el clima mundial y ni como evitarlo. Yo igual aquí sigo, con un corazón desacompasado, la añoranza por mis hijos y y estos pinches huesos blandos… sin hablar de mis lagrimales descompuestos los condenados.
Pero eso si, no voy a negar que he llevado una vida de poca madre, disfrutando de los placeres prohibidos o permitidos ¡Ayayayyy y que me sirvan la del estribo! Ya mañana estaré pidiendo l’otra.
He amado como la que más y oro a mi Dios Padre con agradecimiento por la compañía de mis Arcángeles y toda la huestes angélica tanto como la de mi amada Santa Muerte mi Pascualita, por esta soledad acompañada… que durará hasta mi último suspiro.
Así que cuando yo me vaya, no me lloren que de lágrimas yo ya lloré las suyas y las mías
Hagan una fiesta donde fluya el tinto y el humazo de uno que otro porro.
Paty Rubio ©️®️ Retratando mi estadía en la tierra

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