Vientos colados
Vientos colados
Vientos colados
Las moscas que rondan
en mi patio, que es particular y si llueve se moja como los demás, ¡agáchense y
vuélvanse a agachar!… ¡oh no! me desvié, una disculpa por el lapsus infantil.
Bueno de regreso a lo
de las moscas. Ellas saben que les permito volar en mi patio, pero que no son,
para nada, bienvenidas adentro de mi hogar dulce hogar.
Cuando salgo al patio
se alocan y vuelan a mi rededor. Ya las imagino moviendo el rabo, si lo
tuvieran claro, de contentas al verme como lo hacía mi Luna, una canina hermosa
que me abdujeron con una salida que hizo y ya no pudo regresar, seguro que se
enamoraron de ella a primera vista, como a mí me sucedió, lo siento de nuevo me
desvié en el tema, pero me salió del sentimiento… y bien, con las moscas solo
las alcanzo a ver moverse en el aire y rodearme mientras hago lo que sea a lo
que haya salido.
Como ya dije, saben que
no son bienvenidas bajo mi techo y entre mis paredes. Cuando ya voy a entrar a
casa por lo regular las azuzo
- ¡úchale, úchale, ya
saben que adentro no!
aunque si alguna
revoltosa no se quitó de mi camino de frente, al abrir la puerta de maya para
insectos, se cuela para adentro y si yo cierro la puerta, la revoltosa mosca se
posa en la maya. Ese es el momento preciso para que yo le abra de nuevo
rapidito, rapidito y la alada sale volando como en huida, por aquello que se
cuentan entre las moscas del patio, y habla sobre de que yo no las tolero
volando adentro de mi espacio.
¡Ah! pero lo tengo que
hacer de inmediato, porque si les permito, por la razón que sea: no me di
cuenta, me dije ahorita le abro porque traigo las manos ocupadas… o lo que más
les guste a ustedes que están leyendo.
Porque si no le abrí de
inmediato (en este momento deberías escuchar mi querido lector, la música de El
fantasma de la ópera, o cualquier otra melodía con tono macabro), ¡ya valió un
pito! porque basta que una revoltosa de una vueltecita en mi espacio para
sentirse tan cómoda como me siento yo en mi privacidad de hogar, siendo inútil
cualquier ¡úchale! que yo le diga invitándola a salir de… M Í C
A S A.
Lo que significa que
tendré que vivir con ella un tiempecito, lo bueno es que para ellas la vida es
corta… qué envidia. o bien YO corra con la suerte de que, en otra de mis
salidas al patio, la visita incómoda se salga detrás de mí.
Paty Rubio © hablando
de moscas, cantando como niña y sacando sentimientos.
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