hay momentos en que no reconozco mi espacio me parece vivir dentro de un elefante blanco rodeada de su enorme enorme esqueleto y pasa insensible el tiempo con un pensamiento sin ocupación errático y ausente desde siempre sentí la necesidad de edificar una fuerte columna al centro que sostuviera mi cabeza con fuertes brazos y unas piernas que le siguieran el paso el pulso de las nubes que pasaban con ritmo lo llevó una voz la risa y llanto de dos chicos dentro de mi abrazo adornaban mi paso como la yerba que con el verdor del pasto y los tantos rocíos en gotas brillantes al sol como lo fueron juguetes canicas y carros o el balón que tantas veces fue pateado con el grito de ¡gol! que entusiasmó al esqueleto completo de esa columna que yo estaba edificando pero un día inesperado las nubes cambiaron cambió el juego y las risas se fueron evaporando cambió el llanto que se hizo solo mío estacionand...
Veinte años Romina sentía un nudo de nervios en el estómago, faltaban escasos treinta minutos para que su Alma llegara ¿Cómo se vería después de tantos años? Hacía veinte años que no se veían, pero ella nunca la dejó de amar. Cuando Alma la llamó le dijo que ella tampoco había dejado de amarla. En rápida sucesión, llegaron los recuerdos de ambas mientras se esmeraba en su arreglo. Se sabía dueña de una gran belleza, herencia genética de su familia, la edad no la marcó. Aún tenía un cuerpo espigado, de miembros largos y delgados como los de una gacela, su cabello, aunque ya pintaba algunas hebras de plata continuaba siendo oscuro, largo y sedoso. Sus ojos eran grandes y tenían el color de la noche sin luna, custodiados por largas, espesas y rizadas pestañas; nunca ocupó poner ningún menjurje como mascara de pestañas. Unos labios carnosos que solo cubría con un poco de cera natural para mantenerlos humectados, Fue tal su apuro y preocupación por verse bella, para Alma que se distra...
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