Nada más que ser

Nada más que ser
No quiero ser grande, nunca lo he deseado, hoy más que nunca es mi deseo ser invisible. Que si estoy o no, nadie me extrañe. Pasar sin más huella que la dejada en mis hijos y nieta... espero en Dios Padre sea buena. Pero que no pase de ahí, que no les resulte una lágrima una pena o dolor por más insignificante que pueda ser. No quiero ni deseo ser dolor hoy ni nunca.
Quiero que lean mis textos y se sorprendan, Que se pregunten ¿Ella fué mi madre... o abuela? Según sea el caso. En cuanto a un amigo, herman@s de corazón. Digan: yo creí conocerla.
No quiero ser memoria de dolor, de lágrima o pesar para nadie, para nadie, ni para aquel o aquella que creyó amarme. Quiero ser solo una mota de luz al sacudir la cama, que se pierde sin darse cuenta o ese polvo que se limpia de la nariz para no respirarle.
No deseo, no deseo dolerle a nadie, como a mí me han dolido tantos.
No quiero ser ese mal recuerdo de: no me llamó, no contestó mi mensaje, no esto, no lo otro.
He sentido tanto, dolor, tanta angustia y pesar por los tantos que he amado, que no quieto serlo para nadie, para nadie.
Quizás ser un leve recuerdo de ¡Ah esa mujer que escribía sus locuras, que vestía desfasada en el tiempo, que hablaba de amores imposibles y etéreos, solitaria gasta las cachas y estrafalaria, que hacía sus conjuros de amor a la tierra y sus habitantes.
Que vivía, solo porque respiraba, y llevaba un corazón colgado en el pecho dentro de un saco de terciopelo rojo.
Ah sí esa mujer que creía vivir en esa calle, esa casa!...
Así es todo, todo sin tiempo, sin sentido, sin dolor, sin pena.
Jamás digan otra cosa.
Que hasta hoy, a mis recién setenta y uno... nadie me ha conocido como para describirme que no pase de cuerpo regordeto, chaparrita, morena , hablantina y siempre hablando de energías divinas y amores etéreos... ¡Qué aburrición!
Sí, la llegué a ver y alguna vez me tomé un café con ella, una copa de vino o fumé un porro.
Pero eso es todo
Todo
Todo
Sí, sé que tuvo dos hijos y una nieta a la distancia y que los amaba más que a ella misma, pero de ahí en más, nada, nada, nada.
¿Su nombre? ¡Ah sí! Paty Rubio... así dice el calce de un verso en la barda de su casa.
Así, así, así... solo Paty Rubio ©️®️ y sus desvaríos.

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